"No importa lo lento que vayas, siempre y cuando no te detengas".
-Confucio.
Surge el dolor
Pongámonos en el caso hipotético en el cual estás pasando por un periodo de dolor a nivel mental, por una causa determinada. Posteriormente, problema se complejiza, el malestar se mantiene y no se va a corto plazo, la desesperación va creciendo y se genera un círculo vicioso de sufrimiento e incertidumbre.
La búsqueda de una cura
Como es lógico, lo esperable sería buscar algún tipo de terapia que contribuya al alivio, y para aquello existe una amplia gama de ofertas en el mercado que pueden aportar para alcanzar la sanación.
Pero en tu caso la terapia no funciona e incluso te sientes peor
Si te ha sucedido esto, las explicaciones pueden ser múltiples y en mi experiencia propia, el inicio de un proceso terapéutico, puede provocar que seas consciente de un malestar con raíces más profundas de lo que imaginabas. Para colmo, la mente puede enviar mensajes negativos tales como:
-Este sufrimiento va a seguir aumentando.
-Nunca podrás superar esto.
-No existe una cura.
-Nadie puede ayudarte.
-No podrás retomar tu vida con normalidad.
-Las terapias no sirven.
-Puede que mejores un poco, pero el malestar volverá.
-La única solución eficaz con los fármacos, por lo cual dependerás de ellos para siempre.
¿Entonces que debo hacer?
1) Solicitar asesoría a un profesional calificado y comentar todas tus inquietudes.
2) Aunque no sea fácil en un momento de crisis, el primer paso es intentar tener paciencia y no pretender que la sanación pueda surgir en tan solo un par de días.
3) Reconoce que lo que estás pasando puede ser producto de años de desgaste y conflicto interno, por lo cual debes disminuir la tensión todo lo que puedas, añadir más estrés o frustración por no sentir avances inmediatos solo complejizará la situación.
4) Si la terapia escogida te hizo sentido y sientes que te ayuda, repite las sesiones. Adopta el proceso como un tratamiento, no como el uso de una pastilla mágica que solucionará todo enseguida. No es lo mismo tomar una sesión de reiki, meditar un día 10 minutos o ir a hacer una clase de yoga, a hacerlo parte de tu estilo de vida porque te entrega bienestar, ejemplo:
-Hacer un tratamiento de 3 sesiones de reiki como mínimo.
-Meditar 5 minutos diarios.
-Tomar una clase de yoga de 1 hora dos veces por semana.
-Tomar un baño de bosque 1 vez por semana.
5) Reconocer y valorar los pequeños avances alcanzados. Cada sensación de bienestar debe ser agradecida y considerada un logro. Piensa en que cada sesión que realices, de la vía terapéutica que escogiste, puede aportar beneficios acumulativos a lo largo del tiempo. Sucede similar cuando vas al gimnasio, el acondicionamiento físico solo se logra con la constante repetición de sesiones de entrenamiento.
6) Puedes complementar dos o más tipos de terapias de tu preferencia. En mi caso he sentido una mejoría rápida del ánimo (en situaciones puntuales de estrés cotidiano) al combinar ejercicios de fuerza, yoga y baños con agua fría.
7) Lo peor es no hacer nada. Si te frustras porque no logras recuperarte al 100% y abandonas la terapia, las probabilidades de alcanzar la mejoría disminuyen.
8) Considera que la terapia no solucionará el problema, si otros aspectos fundamentales de tu vida como la alimentación, el sueño, la actividad física, tus relaciones sociales y tu ámbito laboral, son un caos.
9) Por último sugiero considerar que muchas otras personas, han pasado por situaciones iguales o más difíciles que las tuyas y el hecho de que hayan podido superarlas, significa que dentro de ti también existe el potencial para recuperar tu salud.
"Aprende a confiar en lo que está ocurriendo. Si hay silencio, déjalo aumentar, algo surgirá. Si hay tormenta, déjala rugir, se calmará".
Lao Tsé
Saludos y no abandones la búsqueda.